En la tradición mexicana, si la quinceañera es católica, la festividad empieza con una Misa de Acción de Gracias, en la que también se venera a la virgen, por el motivo de que a esa edad le fue anunciado que tendría a Jesús. La quinceañera acude a la misa con un vestido formal (generalmente llamativo y creativo, haciendo alusión a una especie de princesa) del color que ella eligió previamente (por lo general tonos pasteles o intensos), donde una medalla se le otorga por algún padrino o madrina suya, siendo bendecida previamente, acompañada de sus padres, padrinos (en algunas ocasiones los de bautizo) y chambelanes. Después de la misa los familiares y amigos de la quinceañera le entregan los regalos de la fiesta, y la quinceañera deja su ramo en un altar a la Virgen María. A la misa le sigue una fiesta en casa de la quinceañera o en el banquete de un comedor, casino, tocada o salón de fiestas, reservados para la ocasión. En la fiesta la quinceañera baila generalmente algunos valses con sus chambelanes.
También se realizan otros rituales, como el del último juguete, basándose en la tradición maya sobre que esta posesión sería el último objeto de uso infantil que usaría, ya que para ese entonces su casamiento sería próximo; y también el de la zapatilla, en el que el padre de la quinceañera cambia su zapato de piso por uno de tacón alto, que también simboliza el paso a la madurez.
Después se inicia la cena (o antes de todos los bailes) y la fiesta llega al momento en que los grupos musicales o conjuntos contratados empiezan su rutina, dándole vida y espíritu a la fiesta.
Comentarios
Publicar un comentario